Tomar consciencia de las opiniones
Cuando nos aferramos agresivamente a nuestras propias opiniones, por muy válidas que sea nuestra causa, simplemente estamos añadiendo más agresión y violencia a nuestro planeta, y por tanto aumentando su dolor. Cultivar la no agresión es cultivar la paz.
Pema Chödrön.
Una de las mejores prácticas en la vida cotidiana cuando no tenemos mucho tiempo para meditar, es tomar conciencia de nuestras opiniones.
Cuando practicamos la meditación sentada durante una temporada en soledad, sabemos que parte de la técnica consiste en tomar conciencia de nuestros pensamientos y nuestra mente se va calmando. Aunque no nos demos mucha cuenta de ello, en la meditación permitimos un amplio espacio para ver lo que surge con claridad.
Por ello, cuando no estamos en meditación, podemos empezar a percibir nuestras opiniones de la misma forma que percibimos los pensamientos mientras meditamos.
Esta práctica es muy interesante porque tenemos muchas opiniones y tendemos a considerarlas verdades, aunque en realidad no lo son; sólo son opiniones.
Igual que los pensamientos, sólo son pensamientos. Y estas suelen contar con muchísimo apoyo emocional. A menudo contienen juicios o son críticas, otras veces versan sobre lo agradable o lo perfecto que es algo.
Las opiniones son opiniones, ni más ni menos. Este simple ejercicio nos introduce a la noción de ausencia de ego. El ego son nuestras opiniones, que nosotros solemos considerar sólidas, reales y la verdad absoluta de cómo son las cosas. Tener aunque sólo sea unos segundos de duda respecto a la solidez de estas, simplemente ser conscientes de lo que nos decimos y ver cuánto de ello no es más que nuestra percepción personal de la realidad que puede ser compartida o no por las demás.
La clave reside en tomar conciencia de la diferencia entre las opiniones y la inteligencia clarividente. La inteligencia consiste en ver que los pensamientos son pensamientos, y en no tener una opinión sobre si son correctos o equivocados.
Tal como enseñó Buda, es importante ver el sufrimiento como lo que es: sufrimiento. O el consejo que Don Juan dio a Castaneda es que hiciera cada cosa como si fuera lo único importante del mundo, sabiendo al mismo tiempo que carecía completamente de importancia.
Esta actitud nos lleva a más valoración y a menos desgaste, porque hacemos el trabajo de todo corazón y con cuidado. No esperes “la palmadita en la espalda”… ahí estás dando toda la importancia a la opinión de la otra.
Todos necesitamos apoyo y ánimo para tomar conciencia de lo que pensamos, de lo que decimos y de lo que hacemos.
Percibe tus propias opiniones. Si te descubres volviéndote agresivo con tus opiniones, toma conciencia de ello, y si te descubres siendo no agresivo, toma también conciencia de ello.
Cultivar una mente ecuánime, que no se aferra a tener razón ni a estar equivocada, te llevará a un estado de frescura.
Por último nunca renuncies a ti misma, así nunca renunciarás de las demás… Haz de todo corazón lo que sea necesario para despertar tu inteligencia clarividente, pero hazlo día a día, momento a momento. Si vivimos así, beneficiaremos a esta tierra.
PROPUESTA DE PRÁCTICA MEDITATIVA ACTIVA
Cada día toma conciencia de tus opiniones y observa la energía que consumimos con ellas. En ese momento o por la noche, anota cómo te sientes cuando alguien opina diferente, cuando imponemos nuestras opiniones….
Dedica 15 minutos por la mañana y 15 por la noche a sentarte y meditar en silencio observando todo lo que hay en el momento presente.